Han rascado el suelo para pulimentar mi
superficie y un goteo azul ha desvelado mi secreto. Un goteo azul como el mar a
determinada hora de la tarde.
Aunque sus lamas se resistían a
deshacerse de la suciedad incrustada durante décadas en la madera (creo
que se sentían así bien protegidas) las
manos perseverantes de los hombres han ido alisando, concienzudamente, su
bastedad y sus imperfecciones. Una densa nube de polvo incandescente ha ocupado
el espacio del aula extendiéndose por todos sus rincones. Los impolutos
cristales de mis ventanas han estrenado una momentánea ceguera grisácea que me ha impedido disfrutar por unos
instantes del sauce llorón de la calle, como hago cada vez que alguien abre las
contraventanas.
Han continuado pulimentando las maderas
irregulares. Más polvo recogiéndose en cada esquina. Mi secreto se ha ido
desvelando. Aunque reticente, he ido cediendo a la labor de estos hombres que
un día tras otro insisten en ocuparse de las lesiones que he ido adquiriendo
con la edad y el desuso. La evidencia escondida durante tantos años ha tomado
forma. Gotas azules como ágatas de cinta azul han ido apareciendo bajo la capa
de la mugre del suelo. Un goteo de manchas de tinta que unos cuantos ojos perplejos han contemplado por primera vez tras aquel cierre definitivo de mi
puerta. Tinta azul. Azul como el mar a determinada hora de la tarde. El
vestigio de las labores escolares que tuvieron lugar entre estas cuatro paredes
en otro tiempo…, en un tiempo que existió pero no es este.
Dosificador de tinta azul Escuela Benaiges |
Gema, gracias por inundarnos de poesía. Y gracias a los descubridores de esas gotas de tinta azul, azul como el mar a determinada hora de la tarde......... Que bonito.
ResponderEliminarDivinas palabras,.......entiendo que fue un nuevo hallazgo en la escuela,....y lo que nos espera,......debajo de las lamas del suelo de la escuela nos espera la arena de la playa.
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