Ascensión Rojas Palacios
Primer Premio Concurso de Cuentos
"Maestro Benaiges"
Edición 2017
Un regalo para todos los lectores del blog. Nada menos que el Primer premio para que disfrutéis de una deliciosa historia llena de ternura escrita por Choni. Felicidades campeona.
Os recordamos que está editado el libro con todos los cuentos presentados a la segunda edición del concurso de cuentos organizado por la Asociación Escuela Benaiges, y que podéis poneros en contacto a través de escuelabenaiges@gmail.com para que os lo enviemos.
GIRASOLÍN
Todos los jueves del curso, mis pequeños se preparan para escuchar una historia, que en sus cabecitas alimentará la fantasía, provocando emociones, inquietudes y preguntas. Historias y cuentos que para mí son pretexto, para explorar nuevos mundos y enriquecer su lenguaje con desconocidas palabras.
Hoy la historia que les traigo, la guardo en mi cabeza desde mi más tierna
infancia, la cual, cada año en llegando el estío, renace en mi pensamiento al pasear por los campos de este pueblo burebano de la ancha Castilla y recrear mi mirada en las vastas extensiones de trigos y girasoles.
Modifico cada vez la trama, el inicio o el desenlace, incluyendo o quitando personajes. aunque siempre, siempre está ella, llevándome de la mano, adentrándome en un reino de ilusión y fantasía.
.y deseando que así sea, ya esta historia comienza con..
¡Abuela, cuéntame un cuento!
Escucho su voz que comienza: Érase que se era, en un tiempo y un lugar, un campo de girasoles semejante a una ciudad.
Cada cual en ese campo, tiene su ocupación, los pequeños a la escuela, los grandes a trabajar, los gobernantes velando para que reine la paz. (¡es un cuento!)
Aunque juntos realizan la actividad principal, que es acompañar al Sol en su diario caminar, cuando alumbrando abre el día y lo cierra a su final.
Entonces, todas las cabezas forman, moviéndose al mismo tiempo, un único girasol, felices de estar unidos al realizar su labor.
¿Todas?.. iiiTODAS, NO!!!.
Allá en la linde del campo, hay alguien que no se enteró, es tan pequeño que al pobre, el rayo del sol no le llegó y se quedó distraído mirando... ¡a otra flor!.
Girasolín es el nombre de nuestro campeón.
Cuando al acabar el día, el Gran Sol ya se ocultó, la masa de girasoles dió la vuelta en derredor en la dirección Este, por donde él saldrá de nuevo, a derramar su calor.
Pero Girasolín despistado, dado la vuelta quedó. Y así lo encontró la Luna cuando en la noche salió.
El pequeño, deslumbrado de la luz blanca quedó, extendiendo sus hojitas a la Luna abrazó y ella quedó prendada al ver en él tanto candor.
Con el amor de una madre con su luz acarició y lo meció entre sus brazos hasta que ya se durmió.
A llegar la amanecida, dormidito le encontró y no fue hasta el mediodía cuando ya se despertó.
Corriendo se fue a la escuela. La maestra lo recibió y le preguntó extrañada, que fue lo que ocurrió.
Confuso y emocionado, a trompicones contó su aventura nocturna, pero nadie le creyó. (Es porque desconocen que pasa al llegar la noche, ya que vuelven sus cabezas en la otra dirección).
Salvo este incidente, la jornada transcurre con total normalidad. Los girasoles pequeños solo piensan en jugar, en disfrutar aprendiendo y aprendiendo a disfrutar.
Siguen a sus mayores en su continuo girar. Sin parecer que se muevan, nunca parados están. Terminan donde empezaron, orientados al naciente, reclinando sus cabezas, para poder descansar hasta que comience el día para... ¡volver a girar!, (-1-)
Pero Girasolín no se olvida de las emociones vividas durante la noche anterior, y cuando el día oscurece y todos dormidos están, él vuelve su cabecita para la Luna encontrar.
Y la historia se repite cada noche sin cesar. Girasolín queda absorto en ese intenso brillar. La Luna, que está encantada, se deja acompañar y va contándole historias del universo lunar, de estrellas que van errantes, de planetas y meteoritos que surcan al más allá.
Y a la vez que esto ocurre en plena nocturnidad, durante el día se duerme, contrario a los demás. Cada vez está más flaco, pálido y ojeroso. Sus compañeros crecieron y lucen hermosos ya. La diferencia es tan grande que por todos es de notar.
La Gran Girasolona, que pendiente de todo está, preocupada por el hecho, al pequeño hace llamar. Le increpa por lo ocurrido y le insta a declinar esta actitud tan, dañina, que le puede hacer enfermar.
Girasolín se rebela. ¡NO pienso! Dice enfadado y se da la media vuelta con los pétalos erizados.
La Gran Madre, sonríe hacia adentro ante esta rebelión, porque a sí misma se recuerda en igual situación.
De aquellas noches insomnes, lleva en su corazón el recuerdo de la Luna que tanta huella dejó y que, aún medio a escondidas y cuando nadie la ve, se vuelve y sonríe a la bella esfera, cuando derrama su luz.
En este vasto universo, cada acción o pensamiento provoca una reacción y cada cosa que uno hace, tiene su repercusión.
Girasolín no desiste, quiere seguir igual, disfrutando cada noche de su aventura lunar.
El Sol se siente ofendido de tamaña atrocidad. ¿Cómo es que este pequeño me está osando despreciar?.
Esta luz que yo derramo, es de gran necesidad para calentar la Tierra y lo que sobre ella está, Para que todos los seres vivan y se puedan desarrollar. Para que haya día tras la noche y se pueda descansar.
Se siente tan enfadado que dejará de brillar.
Y en la mañana siguiente, todo es oscuridad. Los girasoles esperan la luz que debe llegar, para filtrar por sus hojas y poderse alimentar. Para que sus frutos aquenios (2) se puedan ya madurar y.. para poder girar sus cabezas que les da su identidad! (3)
El planeta queda a oscuras y todo el mundo se pregunta ¿qué es lo que pasará?
Siempre oscuro, en tinieblas... Consternación por doquier.....Las plantas se quedan mustias. Los niños no van al cole, sus padres siempre en pijama. Y los
animales? con ellos mucho peor. A los que cazan de noche no les falta su ración pero el resto..., aunque hambrientos, ¡ni se asoman por temor!.
La Gran Madre Girasolona, viendo tamaño desastre en todo su alrededor, del pequeño testarudo reclama la atención.
Largo y tendido han hablado. Ella le hace confesión de su secreto guardado...Hace tiempo, cuando niña, también su cabeza volvió para mirar a la Luna y tanto, tanto la miró que sus melenas rubiales iban perdiendo el color.
Con tanto amor le ha explicado lo que entonces ya pasó, cuando todo fue tinieblas, cuando la tierra se heló y el sentir que se repite lo que antaño aconteció, que Girasolín comprende y llega a la conclusión, de que no puede ni debe, causar tamaño dolor.
La Luna que brilla en lo alto, oye la conversación y se decide a ayudarlos, tanta es su compasión.
Ella, antes de acostarse, comunicará con el Sol. Ambos son grandes amigos, y desde tiempos remotos se profesan mutuo amor.
De ellos dice la leyenda que se buscan al albor surgiendo de estos encuentros, un enorme resplandor.
El Sol recibe el mensaje y acude raudo y veloz. Cuando sus rayos se juntan el brillo es cegador. Tras el fogoso encuentro, se plantea la cuestión.
No es de recibo, querido, dejar de hacer tu trabajo y causar tal destrucción, dice la Sabia Luna.
Por hacer lo que se debe, no es preciso, compañero, recibir la aprobación.
Hay reflexión en conciencia del estado de las cosas y del equilibrio del cosmos como la fuerza mayor, que requiere de cada uno, mantener su posición.
Se despiden los amantes. (les cuesta decirse adiós). La Luna, tras cumplir con su trabajo, se retira a descansar. El Sol se emplea con ganas, dispuesto a reconfortar a tantos seres que, ateridos y marchitos, anhelan ya despertar.
Todos reciben al sol y le muestran su alegría. El día que da comienzo, ¡es día de fiesta mayor!
Los girasoles levantan sus agachadas cabezas. Se reavivan poco a poco, el verde vuelve a sus hojas y sus pétalos amarillos recobran ya su tersura.
Todos los girasoles resplandecen bajo el sol.
Todos? ¡¡¡TODOS,NO!!!
Allá, al fondo del campo, un pequeño está tendido, llorando con desconsuelo. Además de estar muy débil, se encuentra muy apenado. El Sol le busca entre todos. Se hace preciso el perdón.
Con suma delicadeza, va calentando su tallo, ilumina su cabeza hasta que ya recupera las energías perdidas.
Girasolín agradece del astro sus atenciones y también la comprensión que muestra por lo que ocurrió.
De los errores cometidos, es de sabios aprender.
Los días que se suceden son del todo esplendorosos.
Aquel pequeño enclencucho, es ahora un mocetón. Tan alto y esplendido luce, que ahora es
Girasolón
La Gran Madre se ha hecho vieja. Sus pétalos se cayeron. Su cabeza ya no gira...Se quedó mirando al Este y de ahí ya no volvió. (4)
¿Quién cuida ahora del campo? ¿Lo adivinas? ¿Lo supones?
Es el Gran Girasolón.
Al terminar con el cuento, y mirar en derredor, me parece que los niños son como girasoles orientados hacia mí, con sus lindas cabecitas amarillo anaranjadas, tal cual un Girasolín.
Y colorín colorado este cuento...creen que ha acabado? Si acaba de empezar! Profe, y porque... ? y que quiere decir ...? ¿y cuando fue.... ?
iAhora empieza otro cuento! El que más me gusta a mí.
Esta tarde, con merienda, saldremos todos al campo para ver los girasoles. El tema ya está servido y no falta motivación para seguir aprendiendo.
Identificáremos a los personajes del cuento, todos están ahí: los viejecitos con la cabeza agachada, los que están dados la vuelta y los grandes Girasolones.
Viendo, oliendo y tocando, descubriremos su mundo y el del reino vegetal y no faltará nuestro festín de pipas de las cabezas maduras.
Y es que...,como ya se dijo antes, los niños, como los girasoles pequeños solo piensan en jugar, en disfrutar aprendiendo y aprendiendo a disfrutar.
¡Nuestros días escolares no son ninguno igual!.
Notas complementarias:
(1)Mientras los girasoles crecen, sus cabezas de las flores se mueven de este a oeste diariamente, siguiendo al sol. Por la noche, los girasoles vuelven a enfrentar al este y siguen así hasta el amanecer. Este movimiento se llama heliotropismo.
(2) El fruto del girasol es seco y liviano, y se llama AQUENIO porque que no se abren al madurar Tiene dos cotiledones con aceite comestible.
(3) Gira-Sol. (helianthus annuus).
(4) Sólo los girasoles más jóvenes con cabezas que aún no han sido polinizadas participan en el heliotropísmo. Una vez que la planta madura y la polinización se ha completado, el girasol mira hacia el este y no se mueve hacia el oeste con el sol.