El mejor hacer en el aula pasa,
sin lugar a dudas, por la actuación educativa en orden a la alegría. La alegría
se vive y de esto el maestro Benaiges sabía mucho: de vivir la alegría con
pasión. De hecho en su maleta de cartón trasladó a Bañuelos su gramófono,
probablemente el primero que se viese en el pequeño pueblo burgalés. Oía música
junto a los niños y en cuanto las notas vibraban por el aire sus pies danzaban
de forma acompasada. Para su familia era un hombre alegre y bailarín. Para sus
alumnos y alumnas era el portador de la alegría, el afecto y la libertad.
El estilo educativo del maestro
pasaba por concebir las relaciones humanas como pertenecientes a la educación,
tanto como por constituir un objeto de educación en sí mismo, como por ser
parte esencial del acto educativo, y se caracterizaba por tener en cuenta a los
escolares. ¿Qué es un niño sino algazara y alborozo? Esta concepción de las
relaciones interpersonales en el aula se hizo evidente en el tipo de vínculo
que Benaiges estableció con sus niños: una interacción sincera, fluida, cálida
y alegre. Y tal era así que los niños querían y necesitaban ir a la Escuela. El
estilo abierto, alegre, dialogante, participativo y convivencial que propugnaba,
fomentaba el bienestar en el aula. Niñas y niños se sentían seguros, confiados
y libres entre aquellas cuatro paredes, mucho más que en casa donde la
dimensión afectiva de sus vidas se veía mermada y achicada. Benaiges, sin
querer, les regaló las condiciones para relacionarse satisfactoriamente con los
demás además de promover su formación intelectual. A partir de un ambiente
escolar presidido por la cordialidad, la confianza, la alegría y el respeto por
sus intereses, les enseñó, les motivó y les orientó en la ardua tarea de vivir,
es decir, les educó. Fue un maestro auténtico, auténtico y alegre.
¿Escucharían en el gramófono a
Gardel? Probablemente sí, ¿por qué no? Y bailaría tangos con las niñas y
enseñaría a los niños la letra de “Volver”. Pero él ya nunca volvió.
DIÁLOGO
Yo
Voy a la Escuela.
Mi madre
No vayas.
Yo
¿Por qué?
Mi madre
Porque está nevando.
Yo
Ya me taparé con la manta.
Mi madre
He dicho que no vayas.
Pero yo me vine a la Escuela.
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