Presentación de la canción '...i
el mar esperant' / 'Lejos queda el mar' en los estudios Motor Music Records de
mi pueblo. Se reúne un buen grupo de gente y ahí que nos metemos en una foto
Elena Edo Pascual, Ramon Sauló, Omitsu Issey, Manel Gil-Inglada, Sergi Bernal,
miembros de la familia Benaiges...
Es hermoso cómo hemos llegado a
esta foto. La foto empezó a hacerse en 1934, cuando el maestro Antoni Benaiges
se instala en Bañuelos de Bureba y lleva a la escuela a 32 niños y niñas.
Benaiges concibe la educación como un acto de amor y respeto a esos niños y
niñas. Educar es sembrar personas libres. Benaiges aplica la técnica Freinet,
que promueve el trabajo en equipo, cooperativo, partiendo de los intereses de
los alumnos y que utiliza la imprenta. Los trabajos se imprimen y viajan por el
mundo. De Bañuelos de Bureba parten cuadernos a otras ciudades españolas,
francesas, de América Latina. Se crean redes y crecen valores como la
fraternidad.
Antoni Benaiges promete a sus
alumnos que en vacaciones los llevará a su casa familiar en Mont-roig del Camp,
Tarragona, a ver ese mar que han descrito sin haberlo visto jamás. Es el verano
del 36, el golpe de Estado fascista triunfa en Burgo y Benaiges es hecho
prisionero por los falangistas, que lo torturan y lo fusilan, arrojando su
cuerpo al olvido de las fosas comunes.
En 2010, Sergi Bernal documenta
fotográficamente la exhumación de fosas comunes en la Pedraja, Burgos. Casi de
refilón escucha de alguien del lugar que ahí debe andar enterrado el maestro
catalán aquel que ponía discos para bailar en clase. Y Benaiges vuelve a
germinar. El trabajo de Bernal se convierte en una exposición, 'Desenterrando
el silencio'.
Leo en la prensa que la
exposición puede visitarse en Barcelona y la visito. Escribo sobre la
exposición en un bloc, que acaba leyendo Sergi y contacta conmigo para
agradecer el interés. La exposición se convierte en un libro, 'Antoni Benaiges,
el mestre que va prometre el mar', y el libro en un documental, 'El
retratista'. El 14 de abril de 2014, Sergi Bernal viene a mi pueblo a presentar
libro y documental en un acto casi íntimo, en pantalla pequeña. Nos conocemos
en persona. A la mañana siguiente, mi hijo mayor anda haciendo el Camino y me
manda una foro desde la Pedraja, donde fusilaron a Benaiges.
Al terminar la proyección de 'El
retratista', Elena Edo se compra el libro, que llega a manos de su marido,
Ramon Sauló, que se lo lee de un tirón esa misma noche y siente que tiene que
hacer algo. En cualquier otro país, con esta historia, habrían hecho una gran
película. Aquí, en este rincón del mundo, se le hace una canción, que no es
poca cosa.
En noviembre de 2014 se proyecta
'El retratista' en pantalla grande, en el Teatre Ateneu, y tengo el enorme
placer de poder presentar el acto y conversar largamente con Sergi. Además, mis
hijos pequeños, improvisadamente, salen al escenario a leer unos fragmentos de
los cuadernos de la escuela de Bañuelos. Ramon Sauló, con quien nunca había
mantenido una conversación más allá de unos saludos corteses, me cuenta que ha
escrito una canción inspirada por Benaiges, y que los arreglos son cosa de
Manel Gil Inglada, compañero de instituto al que tras años sin ver, empiezo a
abrazar con frecuencia de nuevo. Me invitan a las sesiones de grabación del
tema en los estudios Motor Music Records que Jordi López cede
desinteresadamente.
Y aquí estamos en la foto. Fíjate
lo que ha conseguido Antoni Benaiges. Tejer redes y complicidades, igual que en
aquellos años de maestro de la II República. Enamorados de la vida, aunque a
veces duela. Benaiges sembró las sonrisas que aparecen en nuestros rostros, la
belleza de estos momentos simples, hacer trizas el silencio con una canción.
La Boca d'Or
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